Juntas nos inspiramos

Entre todas nos cuidamos

2022-11-15 14:00:00

El 25 de noviembre, se ha convertido en la celebración internacional del “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres”, instaurado por la ONU en 1999, esta conmemoración nos hace recordar la importancia de la lucha contra la violencia de género y en especial contra mujeres y niñas. Según la OMS y ONU Mujeres, un tercio de las mujeres del planeta es víctima de violencia física, sexual, psicológica y económica.

 

A pesar de las campañas y de las mejoras en la sensibilización sobre este tema las mujeres de todo el mundo siguen siendo violentadas en alguna forma.

 

Las condiciones creadas por la pandemia, como el confinamiento y el aumento en el uso de redes sociales, han provocado un incremento alarmante en la violencia de género y en este contexto hay dos formas de violencia que en lo personal merecen más atención y el desarrollo de medidas de prevención desde temprana edad: La Violencia Digital y la Violencia en el Pololeo, ambas se gestan en plena adolescencia y es más complejo de detectar, “porque, aunque no se vea, si existe”.

 

La violencia digital se refiere al acto de denostar, humillar, acosar, difamar, amenazar y anular a una persona en el espacio virtual, a través de mecanismos tecnológicos o los medios digitales, amparados muchas veces por el anonimato. Engloba muchas formas de abuso, desde el acoso en línea, el discurso de odio y el abuso basado en imágenes.

 

Por otro lado, la idea del amor romántico en el pololeo, se convierte en un factor de riesgo en este tipo violencia, dado que dificulta a las y los adolescentes a identificar situaciones de violencia en sus relaciones y baja la gravedad que le otorgan a estas situaciones.

 

Según un estudio realizado por profesionales de la Universidad de Antofagasta “Se visibiliza que se tienden a normalizar las conductas violentas en la relación. El maltrato psicológico y físico, reflejado por ejemplo en una discusión que finaliza a empujones, termina siendo normal y no se cataloga como algo malo. Es notorio el patrón de conducta donde las víctimas terminan cediendo ante este maltrato”. El gran problema es que estas conductas además de ser normalizadas serán reproducidas y adoptadas en su adultez, por lo tanto, seguiremos en este patrón en el cual la violencia es la única forma de solucionar un problema o desacuerdos.

 

¿Cómo puedo identificar si estoy en una relación con violencia de género?

 

Es importante visibilizar que esto es un proceso, que tiene un origen y evoluciona. El comienzo es lo más perverso del proceso ya que pasa desapercibido, se ve como una muestra de “amor”: saber dónde estás, con quién estás, con quién hablas. Más tarde llegará el aislamiento, el chantaje con promesas de cambio que nunca llegan, la presión e insistencia sexual como demostración amorosa, etc. Pero claro, nos han dicho que “los celos son muestra de interés” “que la media naranja existe”, “que amar es sufrir” y “que el amor todo lo puede”.

 

¿Qué puedo hacer yo para ayudar?

 

Hay algunas acciones que podemos hacer sin ayuda profesional: no culpabilizar ni cuestionar a las víctimas, no justificar a los agresores, y por supuesto, no callarnos, no mostrarnos impasibles, actuar. De igual manera la principal herramienta para prevenir este tipo de violencias es una educación con y para la igualdad, educar desde edades tempranas el respeto en el uso de la tecnología y en las relaciones, educar para que las y los jóvenes crezcan libres de estereotipos de género, creencias construidas socialmente que les obligan a ser lo que “deben ser” y no lo que “desean ser”.

 

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